Francis Ford Coppola nos trae Megalópolis, una película que promete ser un espectáculo visual y, sin duda, lo logra. Desde su primer fotograma, la dirección artística y la estética cautivan, sumergiéndonos en un mundo diseñado con maestría. Cada detalle parece una obra de arte, y la ambición creativa de Coppola se siente en cada escena.Sin embargo, detrás de esta belleza visual, la película se tambalea. La trama, cargada de simbolismo y reflexiones filosóficas, se enreda en su propia complejidad. Megalópolis intenta abarcar mucho, pero a menudo sacrifica la conexión emocional con el espectador en favor de su profundidad narrativa.

¿Es una experiencia única? Sin duda. Pero también es una obra que puede resultar inaccesible para quienes buscan una historia clara y directa. Megalópolis es, al mismo tiempo, un triunfo artístico y un desafío narrativo. Una película que maravillará a algunos y desconcertará a otros. ¿Cuál será tu experiencia?